En mi mente sigo estando en ese barco en ese preciso momento. Sí, es la realidad en la que he elegido creer. Le tiendo la mano a Robert y me susurra palabras de consuelo. Me dice que podemos estar juntos sin hacer daño a nadie. Tan solo somos dos personas; no tenemos poderes para conjurar tormentas letales ni para poner el universo entero patas arriba. Tan solo somos dos personas que se están enamorando.
Me dice que podemos escaparnos, solo por una temporada, y que, cuando volvamos, todo estará como debería estar. Yo seguiré teniendo mi puesto en la consultoría internacional en la que llevo años escalando posiciones y mi trayectoria profesional seguirá estando asegurada. Él seguirá siendo el director general de Maned Wolf Security, el cliente más importante de mi empresa. Trabajaremos juntos, jugaremos juntos, estaremos juntos.
No tenemos por qué sentir el dolor que provocan el sentimiento de culpabilidad y las consecuencias de nuestros actos. Tan solo placer. Como si quisiera demostrármelo, se acerca a mí. Me acaricia la mejilla con la mano. Tiene las manos suaves y ásperas al mismo tiempo. Con ellas ha construido delicados trabajos de carpintería y potentes empresas. Me pasa las manos por el pelo y tira un poco de él.
Fragmento de El Desconocido, de Kyra Davis